El cuidado como una revolución en las ciudades y el rol del municipalismo feminista
- CISCSA
- 4 jun
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Por CISCSA - Ciudades Feministas
Córdoba, Argentina, mayo de 2025 - En el marco del Diálogo sobre ciudades de cuidado, — de la IV Conferencia Internacional OIDP Ciudades 2025— Ana Falú, directora de CISCSA Ciudades Feministas, ofreció una intervención cargada de reflexiones sobre la centralidad del cuidado en la construcción de democracias más activas e inclusivas.
Falú, quien cuenta con una larga trayectoria en la colaboración con redes de gobiernos locales, recordó su participación en la creación del Núcleo de Género de Mercociudades en la década del 90. Destacó, desde aquel entonces, el “explícito reconocimiento” al rol de las organizaciones de la sociedad civil y la academia en el diálogo con la red. También mencionó años de trabajo junto a Emilia Sainz y Adriá Duarte en CGLU, enfocados en el concepto del municipalismo feminista.
Definió el municipalismo feminista como una herramienta para “avanzar en una democracia activa, en una democracia inclusiva, en una democracia que cuestione algunos principios sobre los cuales nos hemos apoyado y hemos naturalizado como las formas de hacer la política”. Subrayó la “voluntad política de los gobiernos locales” como esencial para el avance de agendas como la de género, afirmando que las instituciones con agendas específicas consolidan la democracia de los gobiernos locales”
Para Falú, “hablar de quienes cuidan las ciudades es central”, representando un “cambio de paradigma impresionante, una revolución es una verdadera revolución, pensar en términos de cuidado”. Esta idea implica considerar cómo se hacen las cosas en cada territorio, ya que “el cuidado tiene un lugar de actuación y el lugar es cada territorio donde habitamos”. El concepto de cuidado es amplio, abarcando “no es solo a las personas, sino también a nuestro planeta… cuidar el agua es cuidar los bienes naturales, los bienes comunes, pero es también y centralmente cuidar a las personas”.
La Revolución del cuidado reside en que “reconoce y saca de la oscuridad” el mundo reproductivo, tradicionalmente separado del productivo, especialmente desde la Revolución Industrial. Esta división hizo creer “si para producir no hiciera falta el mundo reproductivo, como si para reproducir la sociedad no hiciera falta quién cuide”. Falú conectó el cuidado con la violencia, afirmando que “si hay violencias, las mujeres son degradadas y devaluadas”. Esto interpela la construcción patriarcal androcéntrica que valora a un sujeto social único (hombre blanco, joven, productivo, heterosexual), dejando a muchos varones y “casi todas las mujeres” por fuera.
Lo dicho es inherente a la “neutralidad de las políticas”, definidas sin considerar las diferencias de las personas (sexo, identidad, edad, etnia, origen, entre otras). La noción de Sociedad del cuidado es una noción propositiva que exige una construcción colectiva y “multiactoral”. Es fundamental introducir el concepto del “derecho al cuidado, el derecho a cuidar y el derecho a ser cuidados”. Enfatizó el estado presente para articular con la comunidad y las familias y “aliviar la carga del cuidado”, citando a Claudia López, alcaldesa de Bogotá, sobre la necesidad de “regalarle tiempo a las mujeres en donde el tiempo es el bien más escaso de sus vidas”.
Resaltó la importancia de conocer las diferencias e “interseccionar con las diferencias múltiples que nos atraviesan en nuestra sociedad latinoamericana, de la diversidad de las brechas obscenas de desigualdad que se van a expresar también en los territorios”. El “territorio [es] una variable central”.
El objetivo es implementar sistemas integrales de cuidado en cada ciudad. Desde una perspectiva democrática, plural y multicultural. Al respecto, propuso:
Desfeminizar los cuidados: “hacer una nueva concertación con los varones, con los estados… Los cuidados no son algo femenino, los cuidados son algo social necesario para la reproducción de la especie”.
Desmercantilizar los cuidados: Evitar que el cuidado se concentre en el sector mercantilizado (coincidente con territorios de riqueza) y apoyar a las cuidadoras comunitarias en territorios de pobreza, quienes garantizan los cuidados.
Despatriarcalizar los cuidados: “trabajamos conjuntamente para sacar de este lugar el tema de los cuidados y eso significa reconocerlos, redistribuirlos, reducirlos, y darles un valor económico”.
Finalmente, Ana señaló: “los cuidados son también una variable de aporte económico, de creación de trabajo”. La sociedad que envejece demanda trabajos de cuidado que deben ser dignos “no trabajos pauperizados”. Invitó a pensar en ciudades que cuiden y barrios que cuiden, reconociendo la escala del barrio como clave para la solidaridad y la atención a las mayores necesidades.
Esta intervención tuvo lugar en la ciudad de Córdoba, Argentina, en el marco de la IV Conferencia Internacional OIDP Ciudades 2025. Específicamente, participó en la Sesión 3: Diálogo sobre las ciudades de cuidados, celebrada durante el Día 3 del evento, el viernes 23 de mayo de 2025. La mesa reunió a diversos expertos y representantes, incluyendo a Francisco Sanicheli, Adrià Duarte, Maïra Topall, Emilio Cordonnier, Cristina Nallino, y otros, para abordar de primera mano “La agenda local de cuidados y sus diferentes enfoques en la territorialización”. Puede verser desde el minuto 47:
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