La campaña Tierra para la vida digna surge como herramienta de construcción frente a la crisis habitacional.
Tierra para la vida digna es una campaña comunicacional que nació en 2013 en el marco de una creciente conflictividad relacionada a las tomas de tierra en la provincia de Córdoba. En 2020, en plena pandemia y en medio de una aguda crisis social, sanitaria y económica, volvieron a suceder numerosas tomas de tierra en la ciudad de Córdoba. Nuevamente la respuesta del Estado fue represiva y los privados realizaron amenazas y hostigamientos. Se profundizó la conflictividad en zonas rurales campesino indígenas por intentos de desalojos a familias que históricamente allí habitan y producen.
Esta campaña se ideó de manera amplia entre una diversidad de familias y organizaciones sociales que se vieron en la necesidad de construir una herramienta comunicacional para la autodefensa y la creación de redes solidarias, que pusiera en agenda la crisis habitacional y legitimara su urgencia.
El 17 de abril de 2021, en el Día Internacional de la Lucha Campesina, reactivaron la campaña con la voz y la imagen de Ramona Bustamante, poniendo el foco no solo en el problema habitacional y productivo, sino también en dos ejes que lo atraviesan: la defensa de los bienes comunes y la desigualdad de género.
“Las mujeres y disidencias se vieron particularmente afectadas, tanto en casos de violencia de género -en plena cuarentena, su hogar se volvió el lugar más inseguro-, como en los casos de desalojos o procesos de lucha donde son las mujeres las que están al frente, allí, defendiendo su territorio para el desarrollo de la vida”, dice Andrea, integrante de la campaña.
Sobre la situación del acceso a la tierra hoy, Andrea sostiene que cada vez es más desigual: “Las ciudades están pensadas para unos pocos: los desarrollistas inmobiliarios, el agronegocio… América Latina es una de las sociedades más desiguales en términos de distribución y concentración de tierras. Según el último censo, Córdoba tiene un 48% de déficit habitacional. Las ciudades estallan. Córdoba tiene el 90% de la población, según datos del último censo, en las ciudades… Ciudades sin planificación, donde la pobreza excluye y expulsa hacia las periferias contaminadas. Para las nuevas generaciones es una ilusión llegar a conseguir por el mercado formal de tierras, un pedazo para habitar, ni hablar para producir. Las actividades productivas, promovidas por los gobiernos y dirigidas hacia los sectores empresariales, acaparan tierras, la contaminan, la expropian y la explotan sin ningún tipo de cuidado al medio ambiente. Y ni hablar de consulta previa a las poblaciones locales, por ejemplo, como en el caso de las comunidades indígenas donde lo estipula la ley”.
En este marco, las luchas de Tierra para la Vida Digna son diversas, pero articuladas. “Diversas” porque las personas que las sostienen son mujeres y disidencias, sectores populares urbanos, indígenas, campesinas y campesinos, inquilinas e inquilinos; y “articuladas” porque las une la lucha, la defensa de los territorios, las necesidades concretas de resolver las condiciones materiales de la vida, la disputa con los modelos de desarrollo.
Andrea habla de la lucha por un hábitat digno como la lucha por la posibilidad de vida: “El territorio es ese espacio de producción y reproducción, de allí levantamos nuestros hogares, producimos nuestros alimentos, sacamos nuestra medicina. Sin tierra no hay vida, es básico. Por eso entendemos que de ninguna manera la tierra pueda ser considerada una mercancía, sino un espacio de vida. Y, en ese sentido, es de todas las personas que habitamos, no puede ser de unos pocos”.
Les preguntamos qué aportes hace el feminismo a la construcción de hábitats más igualitarios, y Andrea nos contó: “Una vez más queda reflejado sobre quiénes, sobre qué cuerpos-territorio particularmente el sistema patriarcal ejerce las violencias. Somos las mujeres y disidencias con sus hijas e hijos que, huyendo de las violencias físicas, psicológicas, sexuales, ambientales y económicas, salimos en busca de otros lugares dignos para vivir, de otras tierras. Somos las mujeres y disidencias quienes nos encontramos al frente y exclusivamente del cuidado de las infancias en condiciones de vulnerabilidad habitacional y socio-económica extrema, porque este monstruo colonial, capitalista y patriarcal también nos pone en un lugar de desventaja en relación al varón padre. Sobrecarga nuestros cuerpos-territorio y nos somete a permanecer en relaciones atravesadas por las violencias; y cuando queremos salir de allí nos encontramos con más violencias”.
“Es por eso que poder hacer estas lecturas permite identificar las infinidades de estrategias que tejemos, organizadas, hermanadas y defendiendo nuestro territorio, lo hacemos armando redes, para fortalecernos, entretejernos y cuidarnos, acompañarnos. Lo hacemos porque las violencias de género continúan en nuestros territorios y, así como tenemos que armar trincheras para exigir una vida digna en contra de la violencia machista, nos fortalecemos y sostenemos la lucha por la tierra, porque sabemos y entendemos que este monstruo viene a señalar, criminalizar y judicializar nuestras prácticas. Prácticas que no encajan en los patrones culturales de la justicia machista que nos sigue persiguiendo y criminalizando por un pedazo de tierra”, afirman desde la Campaña.
Tierra para la Vida Digna está en Facebook, YouTube e Instagram y también se les puede contactar por mail: tierraparalavidadigna2021@gmail.com. Las formas de participar son diversas: “Nos pueden enviar una foto con el cartel de alguna de las consignas de la campaña (u otras que se les ocurra vinculadas a la lucha), pueden enviarnos un vídeo contando sobre alguna situación o pueden comunicarse con nosotras y nosotros para coordinar alguna entrevista. La campaña está a disposición de quienes quieran/necesiten visibilizar alguna situación que estén atravesando por la tierra y el territorio”.
*Esta nota fue publicada en la edición #56 del Boletín Boca a Boca de la Articulación Feminista Marcosur.
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