En todo el país se tejen consignas y se delinean actividades para el próximo 8 de marzo, contra las múltiples violencias y explotaciones del sistema patriarcal y neoliberal. La separación de la iglesia y el Estado, el aborto legal, la paridad política y el alto a la violencia de género son algunos de los reclamos principales.
Las mujeres nos volvemos a manifestar en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora para consolidar una agenda pública común contra el patriarcado. Abrazando la diversidad etaria, étnica y socioeconómica, mujeres y disidencias nos organizamos en construcción horizontal para la huelga feminista; acción federal, colectiva y política de organización transversal.
Un paro feminista que diluye fronteras y nos convoca a organizarnos y luchar, desde nuestra especificidad regional, contra las cadenas históricas y vigentes de un patriarcado global. Este 8 de marzo mujeres de alrededor de 60 países convocan y adhieren al paro internacional.
Reclamos principales
Ante la indiferencia del gobierno frente a las alarmantes cifras de feminicidios, lesbicidios y travesticidios y ante la avanzada misógina regional que continúa oprimiendo y negando derechos a las mujeres, la Asamblea por el Paro Internacional de Mujeres Argentinas ha consensuado los reclamos principales para este 8M:
Exigimos la separación definitiva de la iglesia y el Estado y la promulgación del Estado laico, para erradicar la matriz conservadora y religiosa que continúa teniendo injerencia en las políticas públicas y ejerciendo poder sobre los cuerpos de las mujeres. Esto obstaculiza la efectivización de leyes como la de Educación Sexual Integral y la promulgación de otras como la de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Exigimos Aborto Legal, Seguro y Gratuito para dejar de ser criminalizadas por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y para dejar de ser arrinconadas a practicarnos abortos violentos, insalubres, costosos y clandestinos. Garantizar los derechos sexuales y reproductivos es urgente para terminar con el mandato, avalado por el Estado, de la maternidad obligada, que agudiza la opresión de las mujeres.
Exigimos que los gobiernos tomen medidas efectivas para prevenir y sancionar la violencia hacia las mujeres y hacia el colectivo LGTBI en todas sus formas (física, psicológica, verbal, sexual, económica y simbólica) y en todas sus modalidades (intrafamiliar, institucional, laboral, obstétrica y mediática). En lo que va de 2019, contamos con amargura 33 femicidios y 15 travesticidios.
Este 8M exigimos también el definitivo desmantelamiento de las redes de trata, que trafican con mujeres y niñas para la explotación sexual, cercenando su libertad y convirtiéndolas en esclavas sexuales. Los responsables de estas redes y sus cómplices deben ser investigados, visibilizados y juzgados.
Reclamamos igual salario por igual trabajo, para acabar con la histórica brecha de género que nos mantiene subyugadas al poder económico machista y que desvaloriza el trabajo que realizamos. Exigimos que se reconozca el trabajo reproductivo y de cuidado, que continúa siendo invisibilizado y no remunerado. Las tareas domésticas deben ser distribuidas equitativamente para acabar con la explotación laboral doméstica.
Por último, exigimos paridad de representación en todos los niveles del Estado, para acabar con la institucionalización del poder patriarcal que define agendas, decide, sanciona y criminaliza de acuerdo a lógicas misóginas y machistas. La palabra, la decisión y la acción de las mujeres, lesbianas, travestis y trans debe estar garantizada en los organismos del Estado para que nuestra participación sea garantizada.