Ana Falú, arquitecta, profesora emérita de la UNC y activa militante feminista, analiza el derecho a la ciudad en la Córdoba de hoy, en una entrevista realizada por Laura Giubergia para La Voz *. ¿Cómo desearía verla dentro de 10 años?
Ana Falú mira las ciudades con perspectiva de género: desde la arquitectura y el urbanismo, entiende que los territorios pueden propiciar las violencias o pueden ser amigables con las mujeres y sus necesidades. “Un urbanismo feminista es aquel que tiene una mirada integradora, y que pone la desigualdad en el centro, a los sujetos omitidos en el centro”, explica Falú, arquitecta, profesora emérita de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y exdirectora de ONU Mujeres para América Latina.
–¿En qué consiste una ciudad amigable para las mujeres?
–Lo primero para que una ciudad sea amigable para las mujeres es que las considere, que las vea, que las saque de la neutralidad. Las políticas en general, y la acción sobre el territorio en particular, se hacen de manera neutra pensando en familias, en hogares, y sobre todo en clave masculina. Son ciudades pensadas para un hombre joven, productivo, proveedor, y no pensadas en clave de la diversidad de sujetos que componen una sociedad en las ciudades de hoy. Y las mujeres somos más del 50 por ciento de la población, si fuese una cuestión numérica no tendríamos que estar hablando de este tema.
–¿Qué debería considerarse entonces?
–Una pregunta central que hay que hacerse es “¿quién cuida en las ciudades?”. Las mujeres somos las cuidadoras por excelencia, dedicamos mucho más tiempo que los varones a las tareas de cuidado: cuidado de la infancia, de los ancianos, de la familia, del barrio. La escala del barrio es muy interesante para analizar la ciudad y el rol de las mujeres en los territorios. Yo creo que hay que trabajar mucho en el tema de la seguridad-inseguridad, porque la violencia en las mujeres se expresa en el cuerpo por el sólo hecho de ser mujeres. La violencia en los espacios públicos es un tipo de violencia que se ha complejizado, y que manifiesta de maneras distintas entre las mujeres y los hombres.
–¿Cómo se manifiesta la violencia en el territorio?
–El tema de la violencia de género está colocado magníficamente en lo público también gracias al “Ni Una Menos”, a las voces de mujeres jóvenes diciendo “basta”. Pero el tema de violencia también está, a mi juicio, muy vinculado a cómo tratamos el territorio. La violencia está en el campo de lo simbólico, de lo cultural, de los comportamientos, de las herramientas políticas que tenga un gobierno para trabajar sobre el tema. Creo que la Provincia ha hecho cosas interesantes, como el Polo Integral, iniciativa que tenemos que ampliar y perfeccionar. La ciudad es territorio, es servicio, es bienes comunes que a veces no son tan comunes, porque hay desigualdad.
–¿Cómo ves a Córdoba en relación con los derechos de las mujeres?
–Córdoba está atrasada, muy atrasada. Vengo de participar en foros internacionales como el Foro de Sudáfrica de Confederación de Gobiernos Locales Unidos del Mundo (CGLU), o en los foros de la primera Asamblea Urbana en Nairobi. Distintos foros en los que estamos debatiendo del derecho a la ciudad, y el derecho a la ciudad de las mujeres. Y Córdoba está muy atrasada, incluso en comparación con ciudades similares en escala y población como Montevideo o Rosario. No digo similares en riqueza, porque en Córdoba hay una riqueza genuina que podríamos aplicar de otra manera a nuestros territorios.
–¿Cómo imaginás que estará Córdoba dentro de 10 años?
–Quiero ser optimista, yo ya tengo nietos y pienso qué le dejamos a ellos. En primer lugar quisiera una sociedad más igualitaria, porque si hay un desafío en nuestra ciudad es reducir la desigualdad. Hay desigualdades obscenas, desde la zona de intercountry hasta los asentamientos informales, hay una distancia enorme en la que tenemos que trabajar. Si no hacemos un tejido, un zurcido invisible que vincule y cohesione de nuevo a la sociedad, es muy difícil trabajar en ningún otro aspecto. Además quisiera que los territorios que se privilegian para trabajar y mejorar, sean esos territorios más olvidados, esos donde vive la población con más dificultades en su vida cotidiana. Quisiera una Córdoba con más lugares de cuidado infantil público y con amplitud horaria; espacios públicos cuidados y seguros; un transporte público seguro, que tenga lugar para subir con un coche de bebé, un bastón o un trípode, y que entre a los barrios más olvidados. En definitiva, más igualdad y un urbanismo más feminista, con esa mirada integradora que ponga a la desigualdad en el centro, a los sujetos omitidos en el centro. Yo me imagino una ciudad donde los niños jueguen en la calle.
* Esta nota fue publicada en La Voz del Interior el día domingo 15 de marzo. Link a la nota: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/ana-falu-una-ciudad-amigable-para-mujeres-tiene-que-empezar-por-considerarlas
Commenti